domingo, 10 de febrero de 2008

Sobre la belleza y la fealdad

"El"
El era abominablemente feo. Bien podríamos decir que repugnante.
A mi me inspiraba lastima cuando me topaba con ese infeliz en los pasillos de la escuela de Artes Plásticas. El sufría como es de esperarse, por su aspecto poco agraciado, poco estético, y con justa razón era muy repulsivo, tanto, que a sus 27 años aun no había conocido los placeres del amor bien correspondido…
Tan extraño ser, estaba acomplejado, pues desde niño fue constante objeto de burlas de chicos y grandes, lo cual hizo de el un adolescente retraído de mirar pendenciero y sonrisa boba.
Nadie lo saludaba con cortesía, sino con desprecio y lo más rápidamente posible para no dar pie a largas conversaciones; ustedes saben que es una vergüenza, casi casi “un quemon” que nos vean platicar con hombres de tan mal ver…
Tal pareciera que la naturaleza le negó por completo el don del atractivo, como queriendo vengarse por el mal comportamiento no biodegradable de la humanidad. Y si, el era horripilante: media 1:92m. de estatura y tenia unos ridículos músculos marcados; sus ojos eran azul claro, y para colmo, siempre usaba “Azzaro” lo cual influía aun mas en que nadie se le acercara pues el olor es el olor. Añádanle a toda esta serie de defectos, un cabello rubio tipo vedette del “afro casino” y ya deben imaginarse a tan monstruoso muchacho.
No me gusta repetirlo, pero feo si era.
Sin embargo, no todo era miseria en su vida no señor. Dios, en su extrema sabiduría, había iluminado a sus padres sugiriéndoles un nombre de sutil hermosura para la criaturita que un 17 de octubre abriría sus enormes ojos en la ciudad más ruidosa de occidente… “ANACLETO”. Celestial nombre de inspiración divina.
Ese nombre sensual era lo único que equilibraba la balanza en su vida. Bien dicen que todo dolor, trae su recompensa bajo el brazo. Y el caso de Anacleto no era la excepción.
Si, era poco bello, escasamente bello, terrorífico, diríamos, pero en cambio, podía sentirse orgulloso de la hermosura de su nombre. Pronunciar”Anacleto” era pronunciar “cielo” “nube” “mar” u “orgasmo”.

1 comentario:

Claudia Batista dijo...

Era este tipo de nuestra generacion? Digo, porque habia algunos prospectos, pero ninguno con tan peculiar nombre. (Te acuerdas de aquel apestosin? Como era su nombre? Pero no estaba tan horrible...mmm).